martes, 14 de enero de 2014

Corazon fantasma

En el mundo desarrollado, donde la mayor parte de las enfermedades infecciosas, gran problema del resto del planeta (aunque eso parece que nos la rebufa...), están bajo control, nuestros esfuerzos investigadores se dirigen hacia otros problemas que emergen en ausencia de éstas. Uno de los focos más importantes se situa en el campo de los trasplantes de órganos (uno de los hábitos más comunes de los "civilizados" es intoxicar los propios órganos con alcohol tabaco y grasa 100% pura con sal por encima y después póngame sacarina, que me he pasado...)

Mientras en el caso de otros órganos, como el hígado, las capacidades de regeneración del propio tejido dan la esperanza de utilizar células sanas del propio órgano del paciente, en el caso del corazón, esta posibilidad queda prácticamente descartada: el corazón tiene una pésima capacidad autoregenerativa (al menos físicamente, porque ¿a quién no le han roto alguna vez el corazón, y aún está por aquí pululando? Vale, chiste malo...).

Pero he aquí que, entre todas las alternativas posibles empleadas hasta ahora, con mejores o peores resultados, aparece en el horizonte una nueva, que se publica hoy en Nature Medicine, y que algunos han bautizado como "corazón fantasma".

Es el resultado de un proceso químico que se utiliza para los trasplantes de corazón. Ha sido descelularizado, dejando solamente el tejido conectivo para que posteriormente puedan crecer en él las propias células del paciente, evitando así el rechazo del órgano.


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